miércoles, 30 de noviembre de 2005

De pactos e integridad..

No sé si todo el mundo tiene el mismo tipo de recuerdos que yo, evidentemente algo así resultaría demasiado pretencioso. No obstante, rememorando mis recuerdos de infancia, veo a un chiquillo inocente, despreocupado y por que no decirlo, bastante travieso, bajando al parque con su balón para jugar con unos amigos que desgraciadamente, hoy han sido devorados por el tiempo.

Todavía recuerdo aquellas disputas de críos, en las que para definir los equipos, hacer el reparto del saque, lo que “valía” y lo que “no valía” en el juego, (ya saben, de portería a portería “guarrería”). En dichas disputas siempre había quien era más razonable, quien tenía más cabezonería que razón y quien quería llevarse el gato al agua, simplemente por ser el “más matón”.

Lo más curioso de todo, es que al final, todos queríamos jugar y divertirnos, pues no bajábamos al parque para discutir, si no para jugar despreocupados en nuestra inocencia infantil de todos los sucesos que en aquellos días acontecían a nuestro alrededor. Esas cosas “de mayores”, que en cualquier afortunada infancia, deben quedarse precisamente “entre los mayores”.

Lo cierto, es que al final, nunca logré ponerme de acuerdo con esos “malotes” cuyo único argumento era su superioridad física, (y bien que pagué “físicamente” por ello en múltiples ocasiones), pero yo era más cabezota, cuanto más argumentos “físicos” me daban. Eso hizo que mis “rivales”, siempre fueran los “bravucones”, pero les aseguro que hoy por hoy no me arrepiento de ello.

Todavía recuerdo a esos bravucones, acusándome de que yo no era amigo de ellos, de que no era “guay”, y a sus fieles seguidores, más por miedo o interés que por verdadera lealtad en la amistad, riéndoles las gracias y pensando que de alguna manera eso causaba mella en mi y les unía más a ellos o les hacía mejores que yo o que cualquiera que no pensara a su manera.

Hoy miro al pasado, y sé que mi integridad de aquellos días, sigue viva en mi, que me ha llevado la mayor parte de las veces por el buen camino, y que dicha integridad es una cualidad, que se adquiere desde la más tierna infancia, para no perderla jamás, pues es la única cosa que puede servir de escudo de nuestra propia dignidad.

Sé que se me acusará de no tener “talante” con los “pobres” bravucones, de no saber llegar a un “consenso” con ellos, de no ser “dialogante”, pero es que yo dialogaba con la razón y ellos con los puños, lo que hacía de todo punto imposible, un entendimiento mutuo. Pues es de cajón, que para poder entendernos, el lenguaje y medio de comunicación han de ser los mismos y estar en sintonía, además de tener “algo en común” (como las ganas de divertirse con un balón).......¿Alguien, me puede explicar, qué tienen en común ETA y aquellos que pactan y pueden dialogar con ella?. ¿Qué hace que todos los partidos políticos puedan dialogar y apoyen la negociación con ETA, pero no puedan ni ver a un partido nacional y democrático como el PP?. ¿Qué se tiene en común entre todos los partidos que no persiguen la corrupción, ni quieren perseguirla?.

Debería plantearse el PSOE, cómo es posible, sentirse más cercano a un grupo terrorista, que a un partido democrático. De hecho, debería preocuparse.