miércoles, 28 de marzo de 2007

La Cuaresma

Sí, cuarenta. Cuarenta días, fueron los que Jesús se retiró al desierto para ser tentado, los que Moisés aguardó antes de subir al Sinaí, los que Elías caminó hacia el Horeb y cuarenta años duró la marcha de los judíos por el desierto.

"Cuarenta" es pues, un número simbólico que expresa víspera, "preparación" intensa de algo importantísimo que, para los cristianos, es la Pascua Cristiana (no confundir con la Pascua Judía, que ya se explicará, más adelante, en otro post).

El tiempo de Cuaresma dura desde el miércoles de Ceniza hasta las primeras horas de la tarde del Jueves Santo. El miércoles de Ceniza, estaba originariamente destinado a introducir a los creyentes en la penitencia pública, entre otros ritos, mediante la imposición de la ceniza. Este gesto de origen bíblico y judío, era señal de luto y de dolor.

En el cristianismo actual la ceniza es contemplada no tanto como un recuerdo de que el hombre es polvo, cuanto como un signo de una voluntad de conversión y de renovación pascual. Por eso se introdujo una nueva fórmula al imponerla: «Convertíos y creed en el Evangelio».

La Cuaresma, pues representa para los cristianos una época de Conversión y de Cambio. Una peregrinación interna, que mediante obras como el sacrificio y la oración debe ayudarnos a renunciar al pecado y entregarnos al prójimo.


Durante esta época el cristiano practica el Ayuno y la Abstinencia. El Ayuno consiste en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche y la Abstinencia consiste en no comer carne y sus derivados.

El ayuno y la abstinencia son "signos de conversión" pero no son "la conversión" en sí misma. Ayunar por ayunar no tiene sentido y no hace a la gente mejor. Sobre todo en un mundo en el que hay gente que no tiene pan que llevarse a la boca a diario.

El ayuno y la abstinencia son un signo, algo que debe transmitir que te acercas al prójimo que siente hambre, que ayunas y te abstienes de los pecados, y que “no sólo de pan vive el hombre”, si no que te alimentas de “LA PALABRA”.

En la Cuaresma, lo que interesa es cambiar el corazón. Si no se cambia, todo lo anterior sólo son “ritos y costumbres” sin sentido. Este periodo nos recuerda las obras de misericordia como, enseñar al que no sabe, dar de comer al hambriento, visitar al enfermo, etc. O lo que es lo mismo, entregarnos por los demás. Esa es la aceptación de Jesús como Cordero de Dios, esa es a preparación de la Pascua Cristiana y esa es la razón de que se bautice a los catecúmenos adultos en esta época.

Puede que muchos sólo vean vacaciones, donde los cristianos debemos ver el camino, la víspera, la preparación, la revelación y el cambio. Se acerca el “Misterio”, se acerca aquello por lo que “Somos”, se acerca la Pascua, se acerca la Resurrección. Y yo me pregunto, ¿Estoy preparado para recibirLE?.