miércoles, 6 de abril de 2005

La iglesia, el cambio y la injusticia

La iglesia católica es una institución muy mal reconocida, decir que sólo lleva ilusión a los pobres, o que trata de “dominar” es algo que muestra un desconocimiento prácticamente total de la obra de la iglesia en el mundo, una obra que hace que los cristianos o afiliados a organizaciones cristianas aporten cientos de millones de dólares al año en diferentes obras caritativas a lo largo y ancho de todo el mundo.

La revista Época publicaba en su edición del 21 de Noviembre del 2004 (artículo La Razón) lo siguiente:

“La Iglesia católica ahorra al Estado más de 31.000 millones de euros”
-Su labor educativa costaría a la sociedad algo menos que los tres ministerios españoles más caros. Más de 31.000 millones de euros; unos 51,9 billones, con b, de pesetas. Semejante cifra no es el premio de lotería más grande del mundo ni el presupuesto de Defensa de EE UU. Es la cifra que tendría que costear el Estado español para sustituir la labor social que realiza la Iglesia. Levantar sus colegios y hospitales, atender a los enfermos, ancianos, marginados, niños e indigentes, mantener las instalaciones... toda una red de actuaciones que se sostiene gracias a la esmerada y silenciosa labor de los católicos. Nada que ver con la «sobrefinanciación» que comentó el ministro de Trabajo.-


J. A. Méndez/ J. R. NavarroMadrid- Desde que el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, planteó la posible «sobrefinanciación» a la Iglesia católica, el debate sobre la contribución económica del Estado a la institución eclesial ha sido incesante. Cargos políticos, medios de comunicación, representantes católicos... todos han aportado su visión al respecto. Sin embargo, han sido pocos quienes han ofrecido la visión contraria: lo que la Iglesia católica, a través de sus distintas acciones sociales, aporta al Estado español.

LA RAZÓN ha elaborado una tabla de gastos e ingresos en la relación Iglesia-Estado y el resultado es demoledor: más de 31.186 millones de euros (cerca de 5,19 billones, con b, de pesetas). Esta escandalosa cifra es lo que le costaría a la Administración Pública toda la labor de la Iglesia en el hipotético caso de que ésta desapareciese o dejara de hacerse cargo de sus colegios, hospitales, ambulatorios, dispensarios, organizaciones no gubernamentales... La labor es tan amplia y los datos tan cuantiosos que resultan más comprensibles analizándolos en los tres grupos mayoritarios de acción –enseñanza, sanidad y obra social– y partiendo de este supuesto: ¿qué le costaría al pueblo español mantener con sus impuestos las actividades de la Iglesia y construir y sostener los centros desde donde las realiza?

Tradicionalmente la Iglesia siempre ha jugado un papel fundamental en la enseñanza. Algo lógico, puesto que antes de que el Estado financiase la Educación (y la Sanidad, y la obra social...), ella ya tenía escuelas. Tal y como señala el semanario Época en su último número, las distintas congregaciones religiosas mantienen en activo 5.141 centros entre guarderías, centros de Educación Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, en cuyas aulas se sientan 990.774 alumnos dispuestos a compaginar las matemáticas y la literatura con el aprendizaje de los valores cristianos.

Según la estimación del ex Secretario de Estado de Universidades, Álvaro Marchesi, el coste medio por alumno es de 2.989 euros. Así, la Iglesia se gasta en sus alumnos unos 2.962 millones de euros, pero con la ayuda de 1.783 millones que aporta el Estado, la cifra se reduce a 1.178. A esto hay que añadir que si, según fuentes consultadas por este periódico, construir un colegio público cuesta alrededor de 3 millones de euros, el Estado debería invertir 15.423 millones para ofrecer el mismo servicio que hace la Iglesia –algo menos que el presupuesto de 2004 para los ministerios de Defensa, Interior y Fomento–.

El economista y colaborador de LA RAZÓN José Barea afirma que «si la Iglesia no prestase sus servicios, tendrían que aumentarse los impuestos. El beneficio es doble: para los beneficiados y para los contribuyentes». La obra sanitaria de la Iglesia no es menos esmerada. Sus 107 hospitales, 128 ambulatorios y dispensarios, 876 centros para ancianos, enfermos crónicos, terminales y minusválidos, atienden a 387.356 personas al año. Para ello cuenta con 51.312 camas que le cuestan 270 euros al día. O lo que es lo mismo, 5.056 millones de euros al año.

Además, teniendo en cuenta que construir un hospital cuesta del orden de 50 millones de euros, y el resto de los centro unos 4 millones, el Estado deja de hacerse cargo de 5.350 millones en hospitales y de 4.016 en otros centros. La obra social de la Iglesia es muy amplia.

Según datos del año 2000, sólo con las aportaciones monetarias de Caritas (155 millones, de los cuales 47 corría a cargo del gasto público), Manos Unidas (43 millones en 2003, con una ayuda estatal de 9 millones) y Obras Misionales Pontificias, (21 en 2000), el Estado tendría que haber aportado 163 millones. Además, financia el 80 por ciento del patrimonio histórico y artístico de España. Así las cosas, no parece demasiado sensato decir que el Estado mantiene a la Iglesia católica.



Y posteriormente el periódico LA RAZÓN, 12 de enero de 2005:

“La ayuda económica de la Iglesia española a las víctimas del maremoto duplica a la del Gobierno”
-Cáritas, con siete millones de euros, ya supera los cinco que ha destinado el Ejecutivo socialista para donaciones.-
(dichas donaciones del gobierno, además eran créditos blandos, es decir... el ejecutivo Socialista es “caritativo de huelva”, vamos!, de ida y vuelta).
Junto al maremoto que asoló el sureste asiático se produjo otro maremoto: el de la solidaridad. Según han confirmado numerosas organizaciones benéficas a este diario, las cifras de donaciones han aumentado minuto a minuto desde el 26 de diciembre. En este contexto, la Iglesia española lidera hasta el momento el ránking de instituciones que han destinado ayudas económicas a los damnificados por el maremoto del sureste asiático, duplicando incluso los cinco millones de euros del Gobierno. De hecho, numerosas ONG han denunciado que el 90 por ciento de las supuestas donaciones realizadas por el Ejecutivo español se tratan de «créditos blandos» y no de ayudas económicas no reembolsables.
Álex Navajas
Madrid- A los pocos días de producirse el maremoto que asoló las costas del sureste asiático, el presidente Rodríguez Zapatero anunciaba que España se situaba entre las naciones del mundo más generosas con los países afectados. Sin embargo, según ha denunciado la ONG Intermon Oxfam, «el 90 por ciento de la ayuda oficial española estará comprendida por créditos FAD (procedentes del Fondo de Ayuda al Desarrollo)», fondos reembolsables y, en gran medida, ligados a la adquisición de fondos españoles.

Es decir, que nuestro país presta dinero para la reconstrucción a condición de que las naciones afectados lo devuelvan o de que compren productos españoles. «Esta apuesta por el crédito FAD es, cuanto menos, sorprendente, visto que la primera versión oficial del nuevo Plan Director de Cooperación expresa de manera clara que, “por definición, los fondos dedicados a ayuda humanitaria serán no reembolsables y desvinculados”», ha denunciado José María Vera, director de investigaciones de Intermon. «Mientras el grueso de países donantes está ofreciendo donaciones y condonación de deuda a los países afectados, nuestro Gobierno ofrece créditos que generarán más deuda externa», prosigue Vera.


Donaciones. El Ejecutivo socialista ha aprobado destinar, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), 53 millones de euros a los damnificados por el maremoto, de los cuales sólo 5 millones son en forma de donación. Los 48 millones restantes son «créditos blandos», que los países receptores estarán obligados a devolver. Y con intereses. Tan sólo Cáritas, el buque insignia de las obras benéficas de la Iglesia, supera la cifra de donaciones del Gobierno, ya que hasta ayer había recaudado siete millones de euros en nuestro país. Según Ángel Arriví, director de comunicación de la asociación, «a esta cifra habrá que sumar las colectas que están realizando las 68 delegaciones diocesanas y 5.000 parroquiales de Cáritas en España», con lo que la cantidad aumentará notablemente.

Intermon Oxfam, ONG fundada por los jesuitas y que mantiene vínculos con la Compañía, lleva recaudados hasta el momento más de cuatro millones de euros. Otra organización jesuítica, Entreculturas, llevaba contabilizados a día de ayer 409.000 euros; Ayuda a la Iglesia Necesitada, 240.000 euros, y la congregación de los salesianos, 60.000 euros. Sumando todas estas cantidades (excluyendo a Intermon, al no considerarse plenamente una ONG de la Iglesia), la cifra resultante es de 8.361.600 euros. Se trata de la cantidad reunida por tan solo cinco asociaciones de la Iglesia, sin contabilizar a las cientos de organizaciones eclesiales más pequeñas que se han movilizado durante estos días, por lo que la cifra supera ampliamente los diez millones de euros, el doble de lo que ha destinado el Gobierno para ayudar a las víctimas del maremoto.


Misioneros en la zona. En el plano humano, los 441 misioneros españoles que viven en la zona –casi la mitad de los que trabajan en Asia– están participando en las labores de ayuda a los afectados por el desastre. Fuentes de las Obras Misionales Pontificias (OMP) han confirmado a LA RAZÓN que ninguno de ellos ha sufrido daños por el maremoto ya que sus misiones se encuentran en áreas del interior, mucho más pobres que las de costa, donde se ubican los complejos turísticos más afectados. La mayoría de ellos se han desplazado a las zonas afectadas para colaborar en las labores humanitarias.


En medio de las desoladoras noticias que han llegado desde el sureste asiático en las dos últimas semanas, también se encuentran algunas esperanzadoras.Los cristianos de Phuket (Tailandia), una de las localidades más destruidas por el maremoto, salvaron su vida al encontrarse en ese momento asistiendo a su misa dominical. La parroquia, situada sobre una colina, no fue alcanzada por las gigantescas olas. «Pero los supervivientes lo han perdido todo: vivienda, barcos y herramientas de trabajo, y deben recomenzar de cero», ha explicado a la agencia Fides el misionero italiano Claudio Corti.


Estas obras están mantenidas “exclusivamente” por cristianos, afiliados a organizaciones cristianas, o por aquellos que hacen donaciones a la Iglesia...es decir...todas estas obras, y muchísimas más que no menciono, están mantenidas POR LA IGLESIA. ¿Se imaginan ustedes que sucedería si las tuvieran que mantener exclusivamente los gobiernos?, Me imagino las caras de muchos “solidarios” progresistas al ver que sus impuestos suben en pro de la caridad....vamos..vamos...no hay más que verlo.

La Iglesia puede resultar conservadora, pero lo cierto es que es una religión abierta, y parece que no somos conscientes de que esta institución es gigantesca, y está compuesta de seres humanos, por lo que hay DE TODO, sí, también radicales conservadores, fanáticos, malas personas, no son la mayoría (por mucho que algunos se esfuercen en decir que sí), pero al ser una institución tan grande, tienen su peso. Y además con tanto “peso” le cuesta moverse, pero lo cierto es que se mueve y cada vez se esfuerza más en seguir su misión, que es servir a los demás.

Lo del condón tiene miga, porque en muchos aspectos está “intencionalmente” tergiversado, la iglesia moderada, la de verdad, en sus tesis no “demoniza el condón, en sí” si no la vida de promiscuidad a la que se puede entregar uno por su uso. La gente clama al cielo porque claro, eso es desproteger contra las E.T.S., pero es bien conocido que en muchas misiones de los países más afectados por el sida, son los religiosos los que dan condones para frenarlos. ¿Alguien seria capaz de negarme que en un mundo utópico en el que nadie fuera “promiscuo”, el condón solo sería un mero objeto de “placer” sin “responsabilidades”, o para controlar la natalidad?...Pues a eso se refiere la iglesia, a que el uso del condón no ha de ir unido a una perdida de moral.

Otra cosa bien distinta, es decir, pues esa posición parece anticuada, y me parece legítimo, pero también es legítimo defender la moral de la no promiscuidad, aunque personalmente considero que la Iglesia debería acercarse más a las realidades de nuestra sociedad y juventud, también me parece bien que la Iglesia se comporte como una tutora que te marca guías de comportamiento, pero sin fanatismo, es decir, sujetas a matizaciones, “ni tanto, ni tan calvo”...Una cosa es que cuando te eduquen te digan, “Beber está mal, no bebas alcohol” y otra cosa es que con el tiempo comprendas que esa norma está referida a que TODO EN EXCESO ES MALO...pero que una copita de vino en la comida, o unos cubatas de fiesta (sin coger coche)...pues no dañan a nadie...otra cosa es hacerse un alcohólico..eso trae problemas...creo que a buen entendedor...

Es innegable que la Iglesia tiene que mejorar, pero sin duda, su labor ha sido, es y seguirá siendo ENCOMIABLE, aunque ella no presuma y además intenten negarle todo el bien que hace.