lunes, 13 de junio de 2005

Hasta luego, genial Campmany

Hoy ha amanecido un dia gris, un gran hombre, un columnista, un poeta, un periodista, un adalid Anti-ZP, ha sido convocado allí donde los demás no podemos seguirle por el momento.

Busco palabras que no encuentro, para poder expresar la genialidad de este hombre. No hay mayor homenaje que sus propios escritos, ni mayor legado que la perla diaria que nos dejaba reflejada en su columna. Sabe cualquiera que me haya leido, que con Campmany tenía cita obligada en ABC, desde hacía tiempo. Hoy acudo a mi última cita, sabiendo que él ya no vendrá más a llenar de sátira y fina ironía una noticia y la cruda realidad a la que a veces nos tenemos que enfrentar.

Señor Campmany, no puedo expresarle con palabras lo que me regalaba con cada una de sus opiniones, sí puedo decirle, que gracias a ellas he aprendido muchas cosas, me he reido de muchas otras, e incluso, en ocasiones, de mi mismo. Ha sido usted un maestro, y aunque yo no he sido su aprendiz, me he llevado mucho de usted. Usted no ha muerto del todo, una parte de usted sigue acudiendo a esa cita con sus lectores. Cada día, cuando nos volvemos a mirar la realidad, ahí, estará usted.

Descanse en paz maestro, amigo (perdone que le llame así...me hubiera gustado serlo)...nosotros, continuaremos la lucha.
Hasta luego!.

Esta fue, su última perla:

El país, en la calle
Por Jaime CAMPMANY/

EL Gobierno de Zapatero lo ha conseguido. Tiene al gentío en la calle, y mayormente al gentío de la derecha. Lo tradicional, lo acostumbrado, lo de siempre es que sea la izquierda la que salga a la calle con gritos, con pancartas, con insultos también y con los Bardem. En cuanto la izquierda quiere ganar en la calle lo que no ha ganado en las urnas, se juntan todos los Bardem y salen a la calle ejerciendo con entusiasmo admirable el derecho de manifestación.

La derecha, en cambio, no sé si más comedida o más perezosa, difícilmente se echa a la calle para protestar. En todo caso, se manifiesta para celebrar, que es más bonito y de mejores maneras. Pero este Zapatero hace unas cosas tan desmesuradas, tan insensatas y tan sin gracia que logra el milagro de que hablen los mudos, se encalabrinen los mansos y salga a la calle el gentío de derechas. Se ha empeñado en negociar con los etarras, y cada vez que los invita a una conversación, los etarras sacuden un bombazo.

Y él, erre que erre, los invita otra vez, porque otra cosa no será, pero empecinado sí que lo es, este Zapatero de las ocho ministras. Los terroristas ya llevan este año dieciséis bombazos, y continúan las invitaciones. Tanta cortesía con los terroristas terminó por soliviantar a las Víctimas, que organizaron una manifestación gigantesca de casi un millón de personas, a pesar de que faltaron los Bardem. Si llegan a ir los Bardem, la manifestación se sale de Madrid.

Otra terquedad de Zapatero ha provocado esa manifestación de Salamanca que hacía rebosar de gentío la inigualable Plaza Mayor. (Hombre, si se trata de repartir Salamanca entre las demás Comunidades, a Murcia que le den esa Plaza). Yo creo que el único salmantino que no estaba allí es Jesús Caldera, que quizá estuviese entretenido velando su propio cadáver, ese que puso tendido junto al Tormes para detener a los que quieren trocear el Archivo de la Guerra Civil y darle un pedazo al Carod-Rovira o como se llame ese catalán de pacotilla. Lo ratifica constantemente la ministra fraila. Yo lo he puesto en versos de cabo roto. «Dará doña Carmen Cál- la ministra de Incultú-, el Archivo a Catalú-, quiera o no quiera el alcál-. Lo dará, además, de bál-, pues así Carod-Roví- podrá tener un Archí- con recuerdos de la gué- que hubo en un país pequé- cuajado de españolí-».

Y todavía queda por salir la manifestación del «matrimonio gay», que eso es algo así como llamar arroyo a la cordillera, bosque al desierto o alcornoques a los rosales. Esa será una bendición que además de contar con la protesta de las familias productivas, estará bendecida por la Iglesia, y con la Iglesia hemos dado, Sancho. Llamarle matrimonio a la unión legal de las sáficas o los monfloritas, legalización conveniente y hasta en algunos casos necesaria, es como llamarle Penélope Cruz a Rodríguez Ibarra o Mike Tysson a María Teresa Fernández de la Vega. O sea, un contradiós. Ahí, para ser un matrimonio como mandan Dios y la Naturaleza, o falta una matriz o sobran espermatozoides, dos materias precisas para perpetuar el gentío

Artículo original.