lunes, 28 de marzo de 2005

Las lágrimas...

Aterrizo hoy, no literalmente, pero aterrizo de una semana de vacaciones, (afortunadamente las pude disfrutar, espero que todos los demás también), y como digo, aterrizo con nuevas experiencias, nuevos recuerdos y muchas reflexiones y vivencias.

Esta Semana Santa he visitado tierras gallegas, dónde dicho sea de paso, me ha llovido, me ha granizado y aún así me lo he pasado estupendamente...(y es que en buena compañía el tiempo no es más que decorado). He visto monumentos a "La República", he visto cambiar nombres de "Plaza de España" a "Plaza Mayor", he visto políticas forestales descabelladas...y al final...he desconectado de ese nivel político...porque quería descansar.

Y descansé, y me proponía venir feliz, me proponía volver renovado, viviendo la resurrección como una revalorización de mi propio yo, como un nuevo comienzo...y al final no puedo. No puedo porque miré la televisión y vi llover. Pero no era una lluvia como la que se veía a través de la ventana que estaba a mi derecha, no, no era esa clase de lluvia. Vi como un alma se deshacía en lágrimas de impotencia y frustración. El Papa lloraba. Caridad humana, amor y entrega a sus fieles, su ansia de cumplir un compromiso anual...(que digo yo anual, ¡diario!) y de toda una vida. Pero la parte más debil de su alma, aquella que está hecha símplemente de carne y hueso...le falló. Y sintió que fallaba a su gente, a sus fieles, a sus hijos.

Un hombre que guía una institución muy mal reconocida ,(pues hace mucho y no presume), una institución que tiene muchas taras, y muchas losas en su pasado, (por los que este Papa pidió perdón), una institución que se mueve despacio y cuya principal grandeza y principal fallo es que está formada por seres humanos. Ese hombre que dedica cada día su vida a servir a los demás, pensó en su bendición del "Urbi et Orbi" que nos fallaba.

Mire a su alrededor Padre y mírelo con mis ojos, pues yo he mirado y he visto a la gente viviendo esta Semana, nuestra semana "GRANDE", la participación en las procesiones, la manifestación de nuestra cultura, y sobretodo la entrega religiosa y el triunfo de su misión. El catolicismo está cada vez más perseguido, y usted Santo Padre, es vilipendiado, insultado, despreciado y maltratado de todas las formas imaginables, sobretodo por aquellos que se abanderan con la solidaridad, el respeto y la libertad. Y a pesar de eso, la religión no cede, la fe se renueva y en muchos casos se refuerza, la gente responde y actúa. Y le aplauden, SI, le aplauden, yo también le aplaudía. Usted ha sido el mejor Papa, el más cercano, cada día pone usted el listón más alto y cada vez que le veo me siento más orgulloso de ser católico.

Usted es un hombre que no se rinde, que cuando los demás le gritan que lo deje, usted QUIERE seguir, y que sólamente...."sólamente" las tenazas de múltiples enfermedades, han conseguido retener "parcialmente" su voluntad, porque yo escuché su bendición Santo Padre, la escuche callendo de su alma y de sus ojos por todos nosotros,
YO TAMBIÉN ME SENTÍ BENDECIDO...¡¡USTED NO NOS FALLA!!